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El chupete: ¿puede afectar a los dientes de los niños?

El chupete: ¿puede afectar a los dientes de los niños?

Nuestro peque está llorando y es que parece que tiene sueño. Sacamos el chupete del bolsillo, se lo ponemos y como si fuera magia, el peque deja de quejarse y se duerme. Seguramente, como padres, hayáis vivido esta escena en muchas ocasiones y es que el chupete ayuda a los niños a relajarse por lo que puede ser positivo siempre que se deje de utilizar a tiempo.

El chupete puede resultar muy práctico tanto para los niños como para los padres, puede ayudar a calmar la ansiedad de los peques e incluso procesos que cursen con molestias o dolor. Sin embargo, uno de los miedos que los padres tienen del chupete es que su uso puede ir ligado a repercusiones en la boca del niño. Lo cierto es que el uso prolongado del chupete puede alterar la forma de los maxilares y la forma en la que contactan los dientes temporales (dientes de leche), generando maloclusiones (malas mordidas). Para que estas alteraciones sean pasajeras y reversibles, es importante que los peques dejen de utilizar el chupete alrededor de los 2-3 años de edad. De manera que si estas alteraciones se detectan a tiempo solo con dejar el chupete puede volver a recuperarse una forma correcta de los maxilares (huesos) y una mordida correcta de forma espontánea. Con lo cual, ¡no os asustéis ya que tiene solución!

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¿Cuándo debemos retirar el chupete al niño?

Asimismo, es importante saber que cuantas más horas use nuestro peque el chupete, más probabilidad hay de que afecte a la mordida (oclusión de la dentición temporal). Y es que la succión del chupete suele favorecer la aparición de mordidas cruzadas posteriores y mordidas abiertas anteriores (falta de contacto entre los dientes anteriores cuando los dientes posteriores, molares, se encuentran en contacto). Estas mordidas abiertas anteriores suelen ser el reflejo del espacio que ocupa la tetina del chupete durante la succión. Si el hábito del chupete desaparece antes de los 3 años estas maloclusiones mejoran sin hacer nada más.

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Y para ilustrar esto que os estamos contando, aquí os dejamos el caso de un peque que vino a vernos y en el que detectamos el problema con 3 años y 2 meses. En este caso, como lo detectamos a tiempo, sus dientes mejoraron sin necesidad de aparato, ¡solamente dejando el chupete! Si el hábito del chupete hubiera seguido, hubiese llegado un momento en el que hubiera sido muy complicado corregir la maloclusión sin utilizar la ortodoncia.

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Por lo tanto, hay que procurar que la decisión de dejar el chupete sea firme. Sabemos que no es sencillo, ya que el peque se estará acordando del chupete durante un tiempo y continuará pidiéndolo hasta que lo consiga eliminar de su rutina. ¡Los padres tendrán que estar más pendientes del niño al principio para tranquilizarle!6 (1)

Como siempre, recomendamos la prevención bucodental en niños, consiguiendo buenos hábitos que eviten el desarrollo de problemas que luego requieran tratamiento. En este sentido, es interesante observar los dientes de los más pequeños a edades tempranas para detectar si hay hábitos perjudiciales y ayudar o guiar a los padres  en su corrección para conseguir bocas sanas y equilibradas. Además, se le puede enseñar a los peques que venir al dentista, ¡también puede ser divertido!

6 trucos para que los peques dejen el chupete:

  1. El chupete puede olvidarse en algún sitio donde se haya viajado y darse por perdido, Oh se nos ha olvidado el chupete…bueno, ¡por lo menos se ha quedado en un sitio divertido!
  2. Puede cortarse la tetina o pincharla para que la sensación no sea placentera, Anda, si el chupete ya no está tan rico como antes…¡eso es que te has hecho mayor y ya no te gusta!
  3. Poner sabores desagradables en la tetina (como limón o vinagre) Argg qué mal sabe, ¡trae que me lo llevo!
  4. Puede inventarse una historia en la que un personaje de ficción se lo lleve y deje a cambio un regalo Anda, Peppa Pig se ha llevado tu chupete a su casa pero te ha dejado unas ceras para pintar
  5. Sustituir el hábito por otro que ayude también a relajarse pero que no implique utilizar la boca, un peluche o una mantilla suave que les guste tocar o un peluche o pelota antiestrés que puedan tocar y relajarse al apretarla
  6. Motivar con premios, nunca con castigos

Y es que precisamente, este último truco creemos que es muy interesante para motivar a los niños (siempre de forma moderada y controlada). El peque del que os hemos contado el caso se llevó un premio cuando vino a vernos por portarse fenomenal. Le regalamos un boli para hacer sellos y ¡no dudó en llenarnos las manos a todo el equipo!

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